“Fue muy emocionante y, obviamente, lo reconocimos mientras estábamos en el podio. Rebeca tuvo un día tan bueno, una actuación tan buena, que pensamos en seguir adelante y darle sus flores porque las merece”, declaró la gimnasta norteamericana Simone Biles después de celebrar la medalla de oro de su contrincante brasileña en la prueba de piso de gimnasia en los Juegos Olímpicos de París 2024. “Se trata del espíritu deportivo. Todos trabajamos muy duro para llegar a donde estamos y competir en los Juegos Olímpicos para nuestros países. Creo que eso es lo emocionante sin importar si ganas o no”, concluyó.

Fue una de las postales más hermosas que nos quedaron de las últimas olimpiadas. Simone Biles (medalla de plata) y Jordan Chiles (medalla de bronce*), haciendo una reverencia cuando la brasileña Rebeca Andrade recibía su medalla de oro. Un gesto que es una lección de vida en una sociedad tan competitiva, en la cual el deporte de élite es una de sus mayores expresiones. Más aún viniendo de Simone Biles, quien ya en las anteriores olimpiadas de Tokio había desnudado cómo la presión por el éxito causaba estragos en la mente de los deportistas.
Durante los Juegos Olímpicos de Tokio, la gimnasta experimentó lo que se conoce como «twisties», un fenómeno en el que los gimnastas pierden su sentido del espacio y la orientación mientras están en el aire. La gimnasta reconoció en una declaración pública que no estaba en condiciones de competir, retirándose de casi todas las pruebas que debía acometer en las olimpiadas de 2021. Más tarde, explicó que lo hizo para proteger su bienestar mental y físico, afirmando que sentía una presión abrumadora y una ansiedad que no podía ignorar.
«Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir», declaró en su momento. «Tengo que concentrarme en mi salud mental. Simplemente creo que la salud mental es más importante en los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos», finalizó ante la sorpresa general.
Considerada una de las mejores gimnastas de todos los tiempos, su carrera había sido una historia de éxito constante. Entre premios nacionales y mundiales, y un exitoso palmar de cosecha de medallas olímpicas, se escondía una lucha permanente contra presiones internas y externas. La perfección de sus movimientos era de tal naturalidad, que a nadie se le ocurrió reflexionar sobre la energía física y mental que era necesario invertir para mantener es nivel. Especialmente tratándose de una disciplina tan técnica y exigente como la gimnasia. Le pasaba la cuenta a su salud mental.
La depresión es una enfermedad mental que afecta a millones de personas en todo el mundo, independientemente de su estatus, logros o éxito. La decisión de Simone Biles al retirarse de varias competiciones, y reconocer que no se debía a una lesión física sino por motivos de salud mental, fue un hito. Puso de manifiesto la importancia de hablar abiertamente sobre la depresión y el bienestar mental, incluso entre los atletas de élite.
La vida personal está definida por momentos. En la historia de la humanidad son gestos que dejan una huella indeleble. Biles priorizó su salud mental por encima del logro deportivo, lo que constituyó un hito en la lucha contra el estigma de la depresión y otras enfermedades mentales, especialmente en el ámbito deportivo. Puso en evidencia algo que nunca debió ser dejado de lado: la salud mental es una parte esencial de nuestro bienestar general y que todos, independientemente del éxito o estatus, debemos cuidar.
Y si a eso unimos el bello gesto de reconocimiento al triunfo de una competidora, simplemente nos deja sin palabras. Es una figura inspiradora. Nos llama a acometer la labor de transformar el mundo a partir de nuestra propia transformación. Nadie mejor que nosotros para reconocer los demonios que habitan en nuestro interior. La moraleja de esta historia es la siguiente: los demonios no se combaten con fuego, sino con compasión.
Por Mauricio Jaime Goio
*Medalla de bronce que posteriormente le fue retirada y entregada a la gimnasta rumana Ana Barbosu, quien había obtenido mayor puntaje.





Descubre más desde Ideas Textuales®
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
