Eduardo Pérez Iribarne S.J., católico, apostólico, romano, jesuita y mariano, como él mismo se presentaba, falleció tres meses después de haber cumplido 80 años. En un acto alejado ya de los medios de comunicación tal como lo decidió siete años antes, rodeado de cercanos a quienes agradeció su colaboración, quizá en su última aparición pública afirmó: «No se puede construir la vida humana sin fracaso».
Dueño de una mente rápida y sagaz como de una oratoria frontal, nació en Lleida, Cataluña, España, el 22 de mayo de 1944. Llegó a Bolivia el 24 de septiembre de 1968 con su título universitario en Filosofía y antes de ordenarse como sacerdote de la orden de la Compañía de Jesús, a la que había ingresado en 1961. Comenzó a trabajar como periodista en la radio Fides, bajo la dirección de otro gran comunicador como lo fue el P. José Gramunt de Moragas y fue corresponsal de France Press. Su primera incursión en periodismo en Bolivia fue en la Radio Pío XII del distrito minero Siglo XX de Oruro, con el apoyo de otro gran jesuita como fue Gregorio Iriarte. El Padre Pérez amplió el espectro de la radio a nivel nacional y fundó el grupo Fides, del cual fue su director ejecutivo e impulsor como uno de los más grandes proyectos de comunicación social de Bolivia.
Conoció a Jorge Bergoglio siendo director de un colegio católico en la provincia de Buenos Aires en 1984. “Un hombre muy inteligente en la charla conmigo, aunque tenía la fama aquí de muy conservador (…) muy sereno, muy profundo. Cuando yo decía cosas que yo intuía que no le gustaban, él me miraba e insinuaba una leve sonrisa, pero no decía nada. Me impactó muchísimo, pero muchísimo por su inteligencia y muchas cosas más”, recordaría. En la última conversación de su popular programa «El hombre invisible» en diciembre de 2017, en coloquio con Carlos D. Mesa reconocería su decepción porque el Papa Francisco no hubiera cumplido su palabra como buen jesuita: hacer una cirugía profunda a la curia.
En 1974, luego del golpe de Estado, debió abandonar Chile donde estudiaba en tiempos del desarrollo de la teología de la liberación luego de obtener la licenciatura, y terminó de realizar sus votos sacerdotales en la capilla del Colegio San Calixto de La Paz.
Asumió por primera vez la dirección de radio Fides en tiempos duros en Bolivia, entre 1978 y el 17 de julio de 1980. Fue contestario del régimen militar de la época y gran defensor de los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión. Su biografía oficial destacada los hechos históricos en los que desempeñó un rol crucial en el periodismo libre boliviano: «Durante su carrera como periodista fue testigo de hechos trascendentales en la historia de Bolivia y de Latinoamérica. En Santiago, Chile, fue testigo del Golpe del Gral. Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973 cuando trabajaba en la Agencia Española de Noticias EFE. Enfrentó el golpe de Estado del Cnl. Natusch Busch el 1 de noviembre de 1979, el asesinato del P. Luis Espinal Camps el 22 de marzo de 1980, y el golpe del Gral. Luis García Meza el 17 de julio de 1980 cuando Radio Fides fue destruida por paramilitares. Salió exiliado a Venezuela en octubre de ese mismo año. Allí trabajó para la AFP en ese país, América Central y el Caribe. Acompañó la visita del Papa Juan Pablo II a la América Central y Haití en 1983. En 1983 regresó a Bolivia a la casa de formación de los jesuitas de Cochabamba».
Controvertido y perspicaz, no dejó títere con bonete en los vaivenes de la política nacional. Boliviano por adopción y nacionalización, ha recibido admiración, respeto y críticas de todos los flancos sin perturbación. Su diaria «La hora del país», desde 1986, recogía entrevistas, testimonios y noticias de todos los rincones del territorio nacional cuando el centro informativo radicaba en la Plaza Murillo de la sede de gobierno. Transformó a Fides en una empresa poderosa de comunicación con oficinas en todos los departamentos y una audiencia masiva en todo el país. Fue un innovador en el radialismo nacional y un gravitante líder de opinión desde el micrófono y también en la prensa escrita.
Incursionó en televisión Fides en 2010 con «El café de la mañana» y «El hombre invisible», a la par de la difusión radial. Su pasión por la comunicación no lo desvinculó de su vocación y su sensibilidad de servicio en múltiples programas de atención a los más necesitados. La clínica Fides en la ciudad de El Alto es uno de sus logros en el campo de la salud.
En septiembre de 2012, las ministras del gobierno de Evo Morales lo denunciaron ante el Tribunal de Ética periodística por supuestas afirmaciones machistas y sediciosas, a su entender. El padre Pérez adujo que simplemente había leído textualmente la Constitución.
Eran los primeros días del mes de noviembre de 2017 y el Padre Pérez, sin preámbulos, anunció que el 29 de diciembre de ese año dejaría la comunicación pública después de 47 años de periodismo incisivo: «Estaré en el colegio San Calixto desde apoyo de gestión de esta familia a la que le tengo tanto, tanto cariño, pero se supone un adiós definitivo a la parte mediática. No voy aceptar entrevistas, me voy con la conciencia tranquila, cumplimos en este informativo. Ingrese en Fides en marzo del año 1970, puesto informativo, muchas gracias país, que tengan buen día, cuando un amigo se va, todo pasa nada queda, porque lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, como estelas. La última vez que trabajaré de estos micrófonos».
Al retirarse de la vida de la comunicación social, decidió apoyar en el trabajo con los padres de familia del Colegio San Calixto de La Paz y a reforzar su obra en el campo de la salud. Fue una de las voces más influyentes de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI y una de las figuras históricas de la lucha contra la dictadura y la recuperación de la democracia en los años 80.
Descubre más desde Ideas Textuales®
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
