¡Ella es María Corina, la Libertadora de Venezuela, la máxima líder democrática del siglo XXI, inspiradora de ideales y conductora del pueblo venezolano!
Lo había advertido tiempo antes al secuestro express del que fue víctima esta tarde, luego de salir otra vez de la clandestinidad al acto público y masivo que convocó horas previas al 10 de enero, el día fijado para el cambio de mando en su país: «Si a mí me pasa algo, la instructiva a mis equipos, a los venezolanos, es clara: la libertad de Venezuela no se negocia por mi libertad».
Esta mujer con coraza de fe, valor, inteligencia, perseverancia, disciplina, carisma y templanza, es aquella que por estos días, en enero de 2012, encaró a Hugo Chávez diciéndole que «expropiar es robar» (lo mismo que dicta el Presupuesto General de Bolivia 2025 como «confiscar»), que el tiempo se les acabó y que era tiempo de una nueva Venezuela.
«Aguila no caza ratones», le contestó Chávez. A él se lo llevó la enfermedad y yace bajo tierra; ella se convirtió en águila guerrera y sin disparar un petardo ni alentar una sola división más entre venezolanos, se elevó de entre los ratones para derrotarlos en las elecciones más abrumadoras el 28 de julio de 2024.
Unió a los venezolanos, les dio esperanza a millones de exiliados por la dictadura, construyó un ejército nacional de recolectores de actas en cada mesa de votación y equipos sólidos y leales, de donde no se filtra ni un atisbo de sus acciones siguientes, todas planificadas paso a paso en una estrategia que no dejó detalle sin pensar. Nadie se dispara por su lado porque lo que queda claro es que quien falla, les falla a todos.
María Corina logró lo que nadie. Le ganó en las urnas a pesar de haber sido proscrita de participar y prohibida de salir del país, con las reglas mañosas y manipuladas del régimen, contra el aparato monstruoso de una élite sin hiel, al dictador Nicolás Maduro, dejándolo en ridículo y desnudo ante el mundo. En América del Sur, sólo el gobierno de Bolivia, en contraprestación a la solidaridad recibida por el fraude de 2019, felicitó al usurpador que obtuvo 30% de los votos frente al 70% logrado por el presidente electo, Edmundo González Urrutia.
Más de 15 años de lucha, soportando las apuestas narcisistas de los opositores que a su turno se decían los capaces de vencer al tirano. Más de 15 años de lucha, en los que aceptaron finalmente unas primarias que ella ganó para habilitarse como candidata de la unidad democrática venezolana.
La entrega de esta mujer es inspiradora. Una vuelve de su aura y su coraje a mirar la realidad boliviana, donde las mismas caras que han sido parte de la historia de los últimos 20 años se proponen como unidad y como candidatos y donde las mujeres que realmente cumplieron el compromiso de enfrentar al régimen desde hace 10 años o más, han sido marginadas a los sitios donde se han desempeñado.
A ellas les toca no esperar a que les digan qué hacer ni cómo armarán los asesores (los mismos asesores de siempre desde hace 20 años) tras las puertas cerradas la unidad de marras o con mujeres que asienten en mesas de «políticos».
Hay una unidad soñada que aguarda que las mujeres políticas, las que reciben consejos pero no se les escucha una crítica, las que con convicción y compromiso todos los días pelean sus ideas, representan a quienes confían en su liderazgo, persisten con empeño, son coherentes, se preparan, insisten aún con sus pares volcándoles el apoyo y la mirada, planten cara y vayan por ella.
El papel aguanta todo, menos el poder de las mujeres organizadas. Todas con María Corina y también dando nuestras propias batallas.
#HastaElFinal
#VivaElBravoPueblo
#SiempreLibres
Por Gabriela Ichaso.

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