Vientos de cambio en el Congreso de Bolivia

A diferencia de años anteriores, la acreditación de los senadores y diputados del Bicentenario electos no fue en las instalaciones del Banco Central de Bolivia. Un detalle interesante de subrayar cuando termina la gestión de los integrantes de la Asamblea Legislativa que juraron por la Constitución cumplir su deber en la que hoy es una de las instituciones públicas más desacreditadas de la era del Movimiento Al Socialismo, instrumento político hegemónico en el gobierno boliviano por dos décadas.

Sin cohetes ni vivas ideológicos, los diputados y senadores que asumirán la gestión que inicia en el Bicentenario de Bolivia recibieron su credencial legítima y oficial de manos de los vocales del Tribunal Supremo Electoral, en un ambiente saneado del pasado aire enrarecido de loas a la hegemonía masista.

Entre invitados especiales y prensa acreditada, las nuevas autoridades parlamentarias que instalarán su primer sesión para el próximo quinquenio el 4 de noviembre y cuyo listado oficial compartimos al pie de la presente publicación, recibieron su nombramiento en un ambiente democrático pacífico y cordial.

Quedaron en el pasado los gritos por el «proceso de cambio», la verborragia en torno a la instauración de dogmas ideológicos o salutaciones a ídolos políticos partidarios. A su turno, cada senador departamental, diputado de lista o de circunscripción, recibieron su nombramiento -fruto de los resultados electorales del voto popular- saludando a su región y al país. Bolivia primero, el saludo a su departamento también.

Fue Tarija la que destacó con su presencia unánime y feliz. Portando la bandera chapaca, roja y blanca, que asentó su primer senador sobre la mesa directiva del Tribunal Electoral para que sea enarbolada por cada uno de sus representantes, fue la enseña la que marcó una unidad regional digna de destacar. No importaba en ese momento la alianza o partido político que llevó al parlamentario a la Asamblea Legislativa: todos alzaron la bandera tarijeña para celebrar el inicio de un tiempo nuevo congresal con iniciáticos aires patrióticos.

También el Beni se hizo notar. Entre los invitados al acto, no importó a quién representaba el parlamentario que recibía su credencial. La alegría beniana desde el público fue notable y bullanguera aplaudiendo fervientemente, uno a uno, a sus representantes.

Como la nueva brigada pandina, donde cada senador y diputado electo hizo notar que Pando es también Bolivia. Una llamada de atención a uno de los departamentos menos atendidos por los gobiernos nacionales.

Santa Cruz estrenará por primera vez el mayor número de diputados por departamento, 29 igualando a La Paz. El público asistente aplaudió al momento que los maestros de ceremonia anunciaron la entrega de credenciales a los representantes cruceños. Los reconocimientos, a medida que eran nombrados, provenían según la fuerza política por la que fueron electos.

Si bien algunos medios quisieron hacer énfasis en la ausencia de «disfraces» en general, la presencia de los cascos mineros, las vestimentas autóctonas y los símbolos identitarios no estuvieron ausentes de una jornada democrática de representación nacional.

Lo que sí primó fue la concordia, el respeto y la incipiente esperanza de una Asamblea Legislativa configurada por nuevos actores, sobre todo de mujeres, alejados de la discriminación, el racismo y la división a los que nos tenía sometidos una conducta reprochable de representación parlamentaria.

El ex mandatario Tuto Quiroga y Juan Pablo Velasco, candidatos a presidente y vicepresidente de la Alianza Libre que compitieron en el balotaje, acompañaron con entusiasmo de principio a fin, ambos actos: por la mañana, la entrega de credenciales a titulares por la mañana y de suplentes por la tarde. Faltaron los líderes de las demás fuerzas con presencia en la nueva Asamblea Legislativa: Rodrigo Paz Pereira del PDC/Primero La Gente, presidente electo, de viaje a Estados Unidos; Samuel Doria Medina, de Unidad, también en EUA; Grover García, del MAS; Manfred Reyes Villa, de APB/Sumate y Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular.

El Órgano Electoral de Bolivia cumplió a pies juntillas el mandato de la Constitución. No hay cuestionamientos fundados que pongan en discusión el resultado oficial del larguísimo proceso electoral para la renovación de las autoridades del Órgano Ejecutivo y el Órgano Legislativo previstos de concluir el 17 de agosto de 2025 y, luego en el balotaje del 19 de octubre.

Tras una cuestionada administración de las elecciones en Bolivia desde el año 2010, el actual Tribunal Supremo Electoral presidido por el Dr. Oscar Hassenteufel, que concluye su mandato en las próximas semanas, ha superado las embestidas judiciales más inesperadas y la desconfianza generalizada sobre el padrón electoral a su cargo, con una resolución institucional digna de destacar a lo largo de su gestión. Con cuestionamientos válidos respecto a la idoneidad de la base de datos de los ciudadanos habilitados para ejercer el derecho soberano a su voto democrático, ha tenido la permanente relación con el juicio público de esclarecer la mayor parte de las dudas instaladas en el cuestionamiento ciudadano.

Bolivia se inclinó democráticamente por un centro de diálogo. El acto de entrega de credenciales parlamentarias así lo demostró. Está en la nueva bancada parlamentaria nacional la responsabilidad de representar lo que la ciudadanía eligió con su voto: el fin de la confrontación bruta, verbal y física; el diálogo y los consensos para decidir un mejor futuro para el país hastiado de la incertidumbre fáctica que se ha instalado en la ciudadanía, desde la provisión de alimentos hasta la penetración del narcotráfico y la corrupción, pasando por el tiempo de vida malgastado en las filas interminables de combustibles.

Por Gabriela Ichaso.

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